En la canción <<Diamonds>> (2012), interpretada por Rihanna, se repite constantemente la línea “brilla como un diamante”. La verdad es que los diamantes no brillan. Los diamantes tienen la capacidad de reflejar, refractar y dispersar la luz, no solo eso, para que un verdadero diamante brille, también necesita áreas oscuras, de forma que le luz que se refleja, tenga más intensidad a la vista. Además, un diamante tiene que estar cortado con una simetría perfecta, de lo contrario no puede reflejar luz como debiera. Todas estas cualidades son las que hacen a los diamantes realmente valiosos.

Ya sabemos lo que hace un diamante, pero ¿qué es? Un diamante es un simple mineral que pasa por un proceso de corte y pulido. Una piedra que ha sido sometida a un proceso minucioso y detallado. Pero no podemos sacar diamantes de cualquier piedra o roca, un diamante es un mineral que se encuentra solo en ciertas áreas y después de muchas excavaciones o búsquedas incluso peligrosas. Los diamantes no son costosos por ser rocas, sino por el hermoso producto final después del largo proceso que requiere encontrarlo y perfeccionarlo.

Ahora hablemos de la luz. La luz nos permite ver cosas, no seríamos capaces de ver ni el más caro de los diamantes en un cuarto con total oscuridad. La luz puede venir de fuentes naturales –y gratuitas- como el sol, los relámpagos o una luciérnaga. También de fuentes artificiales como candelas o bombillos, que generalmente son poco costosos. El costo de la energía eléctrica, incluso, no excede el costo de un diamante.

Durante este año tan lleno de sorpresas, he aprendido que a veces nos toca ser luz, y a veces ser diamantes. Ser luz a veces implica pasar desapercibido; como algo que se ve todos los días, significa tener que dar sin recibir nada a cambio, iluminar para que otros vean un camino más claro o eviten caer del precipicio. Iluminar para que otros brillen, para que se levanten, para que encuentren lo que buscan. Estar… tan simple como eso.

Así como mucha gente es luz, vivimos en un país de diamantes. Personas que reflejan el brillo de los demás, que aportan valor a las iniciativas o proyectos. Durante todo el año nos hemos unido de una u otra forma para reflejar y dispersar el amor al prójimo y probar que con el proceso correcto, todos podemos ser piedras preciosas. A veces para ser diamantes, también tenemos que pasar por el proceso de corte donde dejamos ir las cosas que solo aportan peso y no valor. Pasamos por el proceso de pulido para que la luz entre en nosotros y podamos reflejarla, nos quitamos vendas de los ojos e irradiamos todo el potencial que llevamos dentro.

Un diamante bajo la luz vale lo mismo que si ésta se apaga, pero se aprecia más cuando la refleja. La luz puede pasar desapercibida cuando estamos acostumbrada a ella, pero notamos su ausencia en la oscuridad. El valor, siempre viene de la fuente, no del exterior.