En esta época especial que nos a tocado vivir hemos visto cosas jamás pensadas, vimos al mundo paralizarse y todos experimentamos cambios que nos enseñan que son las dificultades las mejores oportunidades para descubrir en nosotros espíritu de vida, hemos pasado por diferentes pruebas, muchas perdieron sus trabajos e iniciaron sus propios emprendimientos que les están permitiendo realizar sus sueños, otras perdieron sus hogares, pero aunque podría considerarse un fracaso les está enseñando que es mejor una vida sola que vivir acompañada, maltratada y humillada encontrando en el amor a sí mismas la fortaleza para seguir adelante, muchas también recuperaron su hogar, la relación con su esposo, sus hijos y sobre todo consigo mismas y su fe.

Quiero compartirles en esta ocasión lo que la fe y el amor a nosotras mismas e hijos es capaz de hacer y reinventarnos: me casé muy joven, todavía estudiando en la universidad.  Mi ex esposo me convenció de no seguir medicina, según él, jamás iba a necesitar trabajar pues él iba a sostener el hogar. En ese momento hice mi primer reinicio, pasé de medicina a laboratorio clínico. Costó, pues eran los años de la guerra en mi país El Salvador y eso hizo difícil el camino. Luego vinieron los cambios en nuestra relación, en la que pasé de ser el amor de su vida a la inútil que nada podía hacer, comencé a vivir un estilo de vida que eliminó mi espíritu, el valor y por sobre todas las cosas, el amor propio y la dignidad, pero un día alguien me habló de Dios de un Dios vivo que me amaba y me había formado a su imagen y semejanza, que por más que alguien dijera que yo no servía ni valía, no era así, que Él estaba siempre a mi lado y aunque yo me hubiera alejado de Él, jamás me había abandonado, entonces tuve mi segundo reinicio, doblé mis rodillas y volví a Su Amor, acepté que era Su hija y tomé el camino de aceptar que valía, que podía, y comencé una vida en la que Él era el centro, mi apoyo, mi proveedor y mi legitimador, antes de tomar la decisión de dejar la casa empecé por buscar un nuevo trabajo ya que el que tenía no alcanzaba para esa aventura sola, así fue como busque en todas las áreas que me recomendaban y envié mi hoja de vida a una empresa que buscaba un visitador médico, según el anuncio llenaba todos los requisitos, menos el principal que era ser hombre, porque para entonces ni en El Salvador, ni en Guatemala que era donde tomaban la decisión de contratar había una mujer, pero bien dicen que la necesidad hace valientes, sin importarme ese hecho apliqué y Dios hizo que el gerente del país fuera un innovador y se atreviera a darme la oportunidad de la entrevista, como él mismo me dijo, era todo lo que él podía hacer, lo demás dependía de Dios y de mí, me entrevistaron y me dieron el trabajo ese fue mi tercer reinicio.

Un reinicio difícil pues el machismo en el área era fuerte; hubo desde quienes dijeron que mi lugar era la cocina, hasta quienes me llamaron loca porque según ellos en la visita no habría nunca mujeres, inicié con ilusión ese nuevo camino que me permitió ganarme la vida, formar a mis hijas y crecer como una mujer profesional exitosa, que disfrutó su trabajo al máximo, y porque digo exitosa, porque después de mi se dio la oportunidad a muchas mujeres de trabajar en ese campo y en la actualidad creo que estamos equiparados.

¿Qué demuestra ésto? que los reiniciar no debe darnos miedo, que debemos ponernos en las manos de Dios y confiando en Él iniciar nuestro nuevo camino.

“He aquí, que yo hago cosas nuevas; pronto saldrá a luz; ¿no las conoceréis?

Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad.” -Isaías 43:19

“Porque he aquí, que yo crearé nuevos cielos y nueva tierra; y de lo primero no habrá memoria, ni más vendrá al pensamiento.” -Isaías 65:17

“Por la misericordia de Dios no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias”. -Lamentaciones 3:22

“Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas.” -Josué 1:8 y 9.

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Estelita Salinas

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