Categorías

Nosotros

Revista Femenina Digital es el principal medio de comunicación guatemalteco escrito por mujeres, para mujeres. Apuesta por la educación, la salud mental y física y la evolución de sus lectoras.
Registro de Nueva UsuariaEscritoras FrecuentesRegistro Boletín de PrensaIniciar sesión

Bienvenidas mujeres de todo el mundo…!

No soy víctima, soy hacedora de mi destino

Cada vez que converso con alguna amiga nueva, que estoy empezando a conocer, me impresionan las historias que escucho. Historias de superación, de resiliencia, de perseverancia, de esfuerzo constante, cada una más inspiradora que la otra. Pero esas historias dependen en gran parte de la enseñanza que han dejado.

¿Eres víctima o hacedora de tu destino? Ser víctima es para mí, el peor cáncer del alma. Esto no quiere decir que no nos podamos tomar tiempo para estar tristes, enojadas, para procesar todas esas emociones que, dependiendo las situaciones de vida que hemos atravesado, necesitamos procesar. Pero hay personas que se quedan estancadas en esos sentimientos porque no logran pasar al siguiente nivel: yo no soy víctima de mis circunstancias, soy hacedora de mi destino.

Recuerda lo que el padre de la logoterapia Viktor Frankl, quien vivió durante años en los campos de concentración de Auschwitz, nos enseña: “A un hombre se le puede quitar todo excepto una cosa: la última de las libertades humanas — elegir su actitud en cualquier conjunto dado de circunstancias, elegir su propio camino”.

Ser hacedora de mi destino no me exime de dolor, no me libera automáticamente de pasar por circunstancias difíciles. Más bien, me ayuda a pasar por ellas más preparada, más consciente, pero sobre todo, a pasar página y ver hacia adelante, sin estancarme en el pasado y sentir pena por mí. Estoy leyendo un libro excelente, que te recomiendo, se llama “Cómo hacer que te pasen cosas buenas” de Marian Rojas Estapé. La autora explica de manera didáctica, cómo funciona el cerebro y el poder de nuestros pensamientos. Pero en él, se quedó resonando una frase que siempre he dicho en mis conferencias “el cerebro no distingue entre fantasía o realidad y tampoco distingue entre pasado, presente o futuro”. Quiere decir que si llevas tus pensamientos al pasado, revives las situaciones como si estuvieran pasando en este momento. Gastas energía en cosas que ya sucedieron y para las cuales ya no puedes hacer nada. Y si piensas en el futuro, te pierdes mucho del presente.

Está bien planificar, está bien emocionarnos y trabajar por sueños y metas, pero ojo con no vivir en un momento que no sea el presente. Para lo único que tenemos algún tipo de injerencia es para lo que estamos haciendo en este momento. Las decisiones que tomo hoy, ahora, son importantes. Y esas decisiones sí influyen en mi futuro. Y esas decisiones también tienen que ver con mi pasado, porque dependen de los aprendizajes que haya o no haya tenido de experiencias pasadas. Por eso es vital vivir el presente, apartar tiempo para reflexionar cada día, para tomar de manera intencional, mis aprendizajes diarios y convertirlos en lo más valioso: conocimiento. Hoy sabes mucho más de lo que sabías ayer, porque has pasado por experiencias de vida que te han dejado grandes enseñanzas. Úsalas como aliadas, no como anclas. Disfruta el presente, aprendiendo a agradecer por cada detalle que vives.

Tomé el curso “The science of well being” de la Universidad de Yale y parte esencial del curso fue aprender que el apreciar los pequeños detalles diarios y agradecer por ellos, nos brinda más felicidad y más salud. Desde apreciar el amanecer o el atardecer, o el paso de una mariposa, o una canción en la radio, o encontrar un parqueo en un centro comercial, todo, absolutamente todo, puede ser apreciado y valorado como algo grande. Pero si vivimos inmersos en nuestros pensamientos con el pasado o con el futuro, nos vamos a perder esas pequeñas grandes cosas que vivimos a diario y daremos paso al estrés o ansiedad (mucho futuro) o depresión (mucho pasado).

Así que para ser hacedora de tu destino, te recomiendo:

  1. Orar: saber que nunca estás sola, que para cualquier circunstancia o cualquier decisión que debas tomar, puedes orar y ponerlo en manos de Dios, consultarlo con Él, que siempre querrá lo mejor para ti. Eso te brindará paz.
  2. Hacer un ejercicio de reflexión diario, por las noches: escribe qué hiciste bien, qué pudiste hacer mejor o qué hiciste mal. Pero sobre todo, los principales aprendizajes que te dejó el día. Si no llevamos un diario de aprendizajes, podemos olvidar esos valiosos detalles.
  3. Hacer un listado diario de agradecimiento: 3 cosas por las que agradeces el día de hoy. Este listado debe ir desde lo más pequeño hasta lo más grande.
  4. Ponte metas a largo plazo, una o dos, pero desglózalas en metas cortas con fechas de cumplimiento. Esas metas cortas deben ser alcanzables y medibles. No te comprometas a nada contigo misma que no puedas cumplir, de lo contrario, en lugar de sentirte motivada, puedes dar paso a la frustración.
  5. Dignifícate: para alejarnos de la victimización, debemos dignificarnos, valorarnos, nosotras mismas. Haz una lista de tus fortalezas, en humildad, pero de manera consciente. Trabaja en ellas y escribe frases motivadoras para ti misma.

Veamos DESDE ADENTRO nuestra fortaleza y encontremos la fe que necesitamos para ver la vida como un regalo, para vernos a nosotras mismas como hacedoras de nuestro destino y no como víctimas de nuestras circunstancias.

Por:

Yazmín Di Maio

Certified Coach Speaker and Trainer The John Maxwell Team

Correo: ydrelacionespublicas@gmail.com

proyectos

Comparte la nota en tus redes sociales

Nota escrita por:

Danos tu opinión

Deja el primer comentario

Patrocinadores

Categorías

Fisioterapia, Estetica, Rehabilitacion

Patrocinadores